La terrorífica experiencia real que dio origen a La escalera de Jacob

Redacción • 05/11/2025

Han pasado 35 años desde el estreno de La escalera de Jacob en 1990, una cinta de la que ya hemos hablado aquí en Nightmares y de la que somos muy fans.Para celebrar su aniversario, se ha lanzado una edición SteelBook 4K que incluye un nuevo extra especial: En los peldaños de La escalera de Jacob, con el director Adrian Lyne, el guionista Bruce Joel Rubin y el protagonista Tim Robbins. En este material adicional se relata el psicodélico y terrorífico suceso que llevó a Rubin a sentirse prácticamente obligado a escribir el guion de la película.Rubin cuenta que mientras estaba en la universidad conoció a Timothy Leary, uno de los principales responsables de la experimentación con LSD en Hardvard a través de su compañero de habitación:
«Un hombre llegó a nuestra casa de Bank Street en Nueva York con un vial de LSD puro y nos dijo: ‘Voy a llevar esto al norte del estado a Tim, pero no quiero llevarlo encima por Nueva York, ¿Puedo dejarlo en tu frigorífico?’  y mi amigo Barry contestó ‘Por supuesto’. Así que me dijo, ‘Sabes, tenemos un tarro de ácido lisérgico puro en la nevera, voy a por un cuentagotas y te doy para que lo pruebes‘ y simplemente respondí: ‘Está Bien’.»
Rubin explica que por equivocación todo el contenido terminó en su garganta y que llegados a ese punto solo podía esperar a ver qué sucedía con él:
«Duró entre 3 y 4 billones de años, no estoy seguro del lapso de tiempo exacto. Tuvo que ver con el cielo, el infierno, y con cosas que van mucho mas allá de ambos conceptos. Entonces escuché el sonido de algo estallando con un ‘bloop’. El mundo regresó ante mi y me pregunté ‘¿Por qué estoy de vuelta?’, entonces escuché un vozarrón que venía desde la atmósfera y me dijo: ‘Porque debes contar a la gente lo que has visto’. Y ese fue el comienzo de Jacob’s Ladder».

La pesadilla de La escalera de Jacob

Tiempo más tarde una nueva experiencia terminaría obligando a Rubin a comenzar a escribir el guion.
«Tuve un sueño en el que me encontraba solo en el metro de Nueva York y al bajarme del tren descubrí que no había salida, crucé el andén, pero todo estaba cerrado. Así que pensé que la única manera de salir de allí era a través de las vías, y de algún modo, sabía que las vías llevaban a un único destino: el infierno, y que la única manera de salir de alli era escribiendo un guion que me sacara de este terrible dilema. Así que eso es lo que hice».
Rubin comenzó a escribir el guion a la mañana siguiente, aunque la película no entraría en producción hasta una década después.

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